Una reducción constante en la altura de las nubes permitiría a la Tierra enfriarse al espacio de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y potencialmente ralentizando los efectos del calentamiento global. Esto puede representar un mecanismo de «retroalimentación negativa», un cambio provocado por el calentamiento global que, por extraño que parezca, ayuda a contrarrestarlo. «No sabemos exactamente lo que hace que las nubes disminuyan de altura», dice Davies. «Pero tiene que ser debido a un cambio en los patrones de circulación que dan lugar a la formación de nubes a gran altura».
El año pasado fue el noveno más cálido en el conjunto de la
Tierra desde que empezaron las mediciones sistemáticas, en 1880, según ha
informado la NASA en un comunicado. Aunque parezca una discreta posición, sobre
todo teniendo en cuenta que el 2010 se colocó en la cúspide, la agencia
espacial recuerda que 9 de los 10 primeros años de la lista -todos salvo 1998-
se han situado en el siglo XXI.
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